Gracias a Álvaro Carrera Barroso por esta magnífica foto
Bueno, uno de mis muchos yos. Uno en mi línea aventurera, que tan habitualmente profeso en los últimos tiempos. También tengo mi yo formalito, aunque de ése existen menos fotos Así mismo existe un yo peculiar, que ha dado nombre al blog, y del que no es raro que ciertos amigos dispongan de material que echaría a perder la imagen de mi yo formalito.
Nota mental
Material con el que espero que nunca tratéis de chantajearme, bastardos, porque yo tengo cosas peores vuestras, muahahahaha (imaginarse aquí a un yo menos formal de pelos danzando al viento, las manos hacia arriba y el cuerpo y la cabeza arqueados hacia atrás riendo de forma descontrolada con los ojos inyectados en sangre cual loco satánico: mi yo Belcebú). Además de que me la pela mucho y os saldría el tiro por la culata
Continuemos…
Pues bien, resulta que mi yo aventurero decidió hace ya algún tiempo que estaba cansado de vivir como todos vivían, de tener una vida prefabricada, moldeada al gusto de los poderosos y según dictaba la Sociedad de Consumo: consigue un trabajo donde puedan exprimir tu vida a cambio de papel y cobre que gastarás en cosas que no necesitas para vivir pero que te hacen «mejor y más útil» para la Sociedad de manera que puedas sobrevivir para seguir trabajando y aportando a la Sociedad sin poder escaparte; cásate y ten hijos, átate a una hipoteca o ya te atamos nosotros con deudas, trabaja más y por menos sin apenas ver el sol hasta que hayas alcanzado casi la esperanza media de vida; el resto de años hasta que te mueras te regalamos una pensión ridícula para que se la des a un asilo que te mantenga alejado de tu familia, ¡y a vivir que son dos días!
Yo llamo a esto Síntesis Esperpéntica de la Sociedad, en honor a Valle-Inclán, quien retrató una sociedad de hace un siglo que en poco se diferencia de la de hoy.
Nota mental
Que no se me malinterprete. Cada uno es libre de vivir como quiera y hay múltiples formas de hacerlo que cada uno ha ido eligiendo a lo largo de los años. Ésta es mi visión de la Sociedad de Consumo/Bienestar actual y no por ello tiene que ser la de todos. Yo mismo llevo años viviendo en dicha sociedad y gracias a ella hoy tenemos muchas ventajas que no podríamos tener de otra manera. Hemos avanzado mucho, especialmente en lo que se refiere a tecnología y ciencia así como en otros campos fundamentales como los derechos humanos (aunque esto sólo se aplica, y no siempre, en el Primer Mundo). De hecho, aprovecho estos avances y doy gracias a ellos: vacunas, tratamientos médicos de los que ahora me resultaría inimaginable prescindir, telecomunicaciones, transportes, agua potable; incluso cosas como el CouchSurfing y el Autostop requieren de alguien que disponga de medios para ofrecerlos, si es que quiere. Pero hemos retrocedido mucho también. Hemos perdido nuestra ilusión por vivir. Nuestra vida actual se parece más a una carrera por llegar más alto y poseer más cosas que un esfuerzo por disfrutar plenamente del tiempo que nos ha sido dado o que nos queda. Nos encerramos en oficinas diariamente sin apenas ver la luz del sol, quejándonos por todo y dejando que la vida pase ante nuestros ojos sin hacer nada por cambiar lo que no nos gusta. Y si bien es cierto que a menudo lo que se busca es tener más para poder ahorrarlo y disfrutarlo todo a posteriori, bajo mi punto de vista sufrir hoy para disfrutar mañana puede convertirse en un hedonismo mal entendido. Como el que viaja cronometrando el tiempo que está en cada lugar tratando de mirar, sin ver, el máximo número de sitios en vez de disfrutar tranquilamente de unos pocos.
Mi intención es precisamente ésa: darme tiempo para disfrutar del camino, apreciar lo que poseo y desechar lo que no me es necesario.
Y con esta visión en la cabeza rondando día tras día durante muchos meses, llegó un momento en que era necesario cambiar. Era momento de vivir un sueño, de vivir mi sueño: viajar por el mundo de forma indefinida, conociendo gentes y lugares por el camino; sin tiempo, sin prisas, sin más necesidades que las vitales y sin más posesiones que una mochila y todo lo que hay en ella.
Nota mental
Muchos sueñan lo mismo, pero la mayoría son incapaces de romper la barrera socioeconómica que les mantiene en el convencimiento del quiero y no puedo. A todos ellos: Possunt quia posse videntur, Pueden porque creen poder; que dijo Virgilio en la Eneida. QUERER ES PODER. Uno puede poner todas las excusas que se le ocurran, pero a excepción de aquéllas que tengan que ver con que otra persona dependa enteramente de nosotros (hijos sin independizar, persona dependiente a cargo, etc.), todas las demás son barreras que nos imponemos nosotros mismos por miedo a cambiar lo que es seguro y conocido, aunque no nos guste. Ya lo dice el refrán, ¿no?: más vale malo conocido que bueno por conocer. Y así nos va, que nos resignamos a todo con tal de seguir comiendo las migajas que nos echan los amos.
Pero si lo que queréis es seguir viviendo en la Sociedad del «Bienestar» e invertir lo que ahorréis en unas buenas vacaciones o en cualquier otra cosa, entonces estamos hablando idiomas diferentes porque no es lo que voy buscando yo. Tan válido es vivir de una manera como de otra, pero si con lo que os identificáis es con lo que yo pienso, entonces no os pongáis excusas.
Es verdad, no obstante, que yo emprendo viaje con la seguridad que me da haberme labrado un futuro que me permitirá volver al redil cuando lo necesite y soy consciente de la importancia que tiene una buena educación para lanzarse a la aventura. Pero no tener esa seguridad no es un impedimento, es un inconveniente. A lo largo de los últimos 3 años he conocido muchas personas que no tenían y que siguen sin tener nada, pero que han llevado las riendas de su vida como han querido, aprendiendo por el camino. Por supuesto, si tenéis la oportunidad de estudiar y/o formaros una base para un futuro en el Primer Mundo, podréis valorar más objetivamente las posibilidades y siempre tendréis un colchón sobre el que caer.
En cualquier caso, os invito a salir a menudo de vuestra zona de confort, cada día, a hacer algo que os dé vergüenza o miedo. Cuando lanzarse a lo desconocido se convierta en costumbre, no podréis hacer otra cosa que salir a comeros el mundo. Y ya nada os parará. Seréis libres.
Pretendo recorrer el mundo no sólo desde el punto de vista turístico, sino también desde el punto de vista nativo. Quiero integrarme, comer, beber, sentir, vivir con y como las gentes que pueblan La Tierra. El Mundo tiene mucho que ofrecer y es demasiado grande para que uno se quede toda la vida en el mismo sitio sin querer saber de él (que no significa que todo el mundo tenga que largarse a dar la vuelta al mundo, sino que cada uno debe seguir sus propios sueños).
Esto me recuerda a...
Y la única manera de hacer esto es viajar sin dinero. Viviendo de lo que consiga y trabaje por el camino, moviéndome cuando pueda y como pueda.
Así que sobre eso tratará NAVARRADAS: sobre mis andanzas, mis aventuras y desventuras por el Mundo.
Ah, y si alguien se pregunta el porqué del nombre del blog:
Navarrada
por Diego Martínez
f. coloq. Dícese del hecho o dicho típico de Carlos Navarro. Fuera de los cánones establecidos por la Sociedad, sin cabida dentro de la lógica humana.
Soy Carlos o también Navarro en España, soy Tchng Di en Tailandia, soy Yin Yok o Bro Kgauk en Camboya, soy Tu Au en Myanmar, soy I Gede Karsa en Indonesia. Viajo a dedo alrededor del mundo, sin casi dinero. Soy ingeniero, soy informático, soy guía turístico, soy comercial, soy granjero, soy camarero, soy canguro, soy psicólogo, soy deportista, soy conductor, soy transportista, soy electricista, soy fontanero, soy carpintero, soy albañil… Soy tu amante, tu amigo, tu hermano. Soy un viajero en solitario, un mochilero, un autostopista. Soy un soñador viviendo su sueño.
¡Niños! ¡Esto es importante! Esta web usa cookies para mejorar vuestra experiencia (y la mía). Deberíais leer sobre esto porque afecta a vuestra privacidad. Si pasais de esto asumiré que aceptáis la Política de Cookies del blog. Me la pela, acepto¿De qué narices va esto?